No se puede describir con palabras el gozo y la paz de aquél que acepta al pie de la letra lo que Dios dice. Las pruebas no lo perturban. Mensajes para los Jóvenes, p. 96
¡Cuánto te amo, Señor, fuerza mía! El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi Dios, el peñasco en que me refugio. Es mi escudo, el poder dque me salva, ¡mi más alto escondite! Salmos 18:1, 2
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